“Pocos son los que se preocupan de conocerse para valorizar y perfeccionar su propio carácter. Y por eso existen tantos y tantos que dejan transcurrir toda su vida sin preguntarse jamás: “¿qué soy yo y qué es lo que valgo...?”
Y, con mucha más razón, vivimos sin conocer a los demás que integran nuestro ambiente familiar o de trabajo. ¡Y esto es un tremendo error y una verdadera desdicha personal y colectiva! ¡Cuántas penas, cuántas incomprensiones y cuántos íntimos dolores se evitarían (incluso en la vida familiar...) si nos industriásemos un poco en “tender puentes” hacia aquellos con quienes convivimos!
Precisamente, en nuestro tiempo, en que tanto se habla de unión, de “comunidad humana”, es una verdadera obligación preocuparse un poco de conocernos y de conocer a los demás: ¡sería un camino expedito para formar la familia humana, para alcanzar el tan deseado “vivir en paz”! Por consiguiente, un poco de conocimiento de Caracterología y de Intercaracterología resultaría muy ventajoso a todos.” (Luigi M. Rossetti, o.m.i., Práctica de Caracterología, Ed. Marfil, s.a. Alcoy, 1969, 4a edición, págs 21 y 22)”
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